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Entrevista para la revista Village. 2005

La vida de una modelo

 

 

Nacida en Monaghan, Caitriona Balfe fue reclutada mientras agitaba una caja para recolectar dinero en nombre de una asociación caritativa, a la entrada de un centro comercial de Dublin. Y ahora es la modelo irlandesa internacional de más éxito. Con base en New York y el favor de algunos de los diseñadores más famosos del mundo, habla con Ailbhe Jordan


Son solo las cinco de la tarde de un martes en el Soho. Ríos de gente de aspecto cansado y malhumorado, fluyen en ambas direcciones a lo largo de la calle Spring, buscando la oportunidad de fugarse del tumulto que supone mitad de semana en Manhattan, cogiendo un taxi o a través de la estación de metro más cercana.

 

Nadie parece fijarse en una mujer joven, alta y delgada, apoyada contra el muro de un edificio gris. Nunca antes nos hemos visto en persona, y una cascada de pelo moreno le cae sobre la cara mientras pasa las hojas de una libreta, pero definitivamente, es ella.

 

Desde que Derek Daniela, de la agencia de modelos Assets, la vio hace seis años, recolectando dinero para una obra de caridad a la entrada del Centro Comercial Swan, en Rathmines, Caitriona Balfe ha ido subiendo calladamente los escalones hasta la cima de la industria de la moda.


Con diecinueve años y decidida a convertirse en actriz en ese momento, Balfe ejerció durante un año de modelo ocasional en Dublín, hasta que un ‘cazador’ de la gencia de modelos Ford le propuso trabajar en Paris. Así que decidió dejar por un año sus estudios de interpretación en el Instituto de Tecnología de Dublín para perseguir esta nueva oportunidad.


En sus seis años como modelo, Balfe se ha contoneado por las pasarelas de todos los grandes, desde Gucci a Marc Jacobs. En Vogue tambien son grandes fans; la biblia de la moda la ha colocado en las portadas de sus ediciones de USA, Francia, Alemania, España e Italia.

 

Tras París, Balfe se mudó a Milán. Donde se convirtió en la niña mimada de Dolce & Gabanna, que todavía la siguen llamando para sus desfiles exclusivos de primavera y otoño. Hace tres años, se mudó a Nueva York para trabajar con la agencia Elite. Uno de sus primeros trabajos fue para el diseñador Narciso Rodriguez, que quedó tan impresionado que la hizo su musa.

 

Balfe es, sin dudarlo, la modelo internacional más exitosa que Irlanda ha producido.

 

Esta tarde, levanta la vista y sonríe, revelando una cara con forma de corazón, delicada, algo aniñada, y brillantes ojos azules. No lleva ni una pizca de maquillaje, lo que la hace parecer más joven de sus 26 años. Su piel es pálida, blanca, salpicada de pecas tostadas.

 

Mide alrededor de 1.77m, pero parece más bajita debido a su delgada, pequeña figura. Vestida con un top suelto, unos vaqueros que no ajustan tanto como debieran, y unos zapatos planos rojos, personifica el glamour natural al que aspiran todos los hipsters neoyorkinos.

 

Sugiere que vayamos a Balthazar, un Bistro francés que los famosos y las modelos de Nueva York adoran.

 

Cuando andamos, adopta una postura tan elegante y esbelta, que parece que esté ligeramente echada hacia atrás. 

 

La familia de Balfe viene de Tyvadet, una pequeña ciudad de Monaghan. Su acento es neutro a causa de los años que ha vivido fuera, pero de vez en cuando, el dialecto de Monaghan se deja ver – cuando dice ‘cool’ (guay), por ejemplo, lo cual dice a menudo.

 

Las reservas de fin de semana en Balthazar son casi imposibles de conseguir si uno no es famoso y no ha reservado con un par de semanas de antelación.

 

“Pasa”, me dice mientras sujeta la puerta. El camarero nos lleva hasta una pequeña mesa al lado de una ventana. Balfe se desliza por su sillón para sentarse, sin apartar siquiera la mesa. “Me voy a tomar un trozo de tarta”, dice, bajando la voz. “Me sacaron las muelas del juicio el viernes, así que he estado básicamente toda la semana tomando sopas” añade rápidamente, poniéndose las manos a ambos lados de la cara.

 

“Se suponía que este fin de semana iba a Los Angeles, pero lo he cancelado porque aún tenía la cara algo hinchada”

 

La conversación de dos personas cualesquiera, que vivan de alquiler en Nueva York, tiene que derivar indefectiblemente hacia los apartamentos – o más importante aún – la situación de los apartmentos. Balfe vive en Greenpoint, un barrio de moda en Brooklyn. “LLevo tres años en Nueva York, pero adoro Brooklin,” dice. 

 

“Es una cucada. Tiene un aire europeo, muchas de sus calles tiene tiendas familiares, no hay ningún McDonalds. Son tiendas monísimas de verduras, hay un mercado para la carne, y otro para el pescado”

 

Se detiene para tomar un sorbo de café.

 

“Tenemos la planta baja de un edificio. Tiene un pequeño jardín trasero y un sótano, lo que es guay. Mi novio tiene su estudio en el sótano”

 

El novio al que se refiere es Dave Milone, guitarrista de la banda Radio4, que publican nuevo álbum. 

 

“Llevamos juntos tres años, es de New Jersey”, pone los ojos en blanco, como suelen hacer los neoyorkinos al referirse a su estado vecino, que en su opinión, es menos cosmopolita.

 

“Es un poco cliché, la modelo y el rockero. Pero nos va bien”

 

A los 26 años, Balfe dice que se considera a sí misma la ‘abuelita’ de la industria de modelos. 

”De mis cinco mejores amigas con las que empecé, solo una sigue modelando” dice.


”El resto han empezado la Universidad o tienen trabajos de verdad. Yo me sigo sintiendo como si estuviera en la universidad” dice, removiendo su café y dejando la cuchara sobre la mesa con un escandaloso ‘clink’.

”Cuando veo a algunas de esas chicas tan jóvenes, que están empezando en esto con 17 años o así, es como estar en el instituto, ¿sabes? Tienes a un montón de chicas que son, obviamente adolescentes, y todas están en plan: ‘¿esta lo hace mejor que yo?’ y todo eso. Yo empecé un poco más mayor, con 19, y nunca experimenté algo así. Quiero decir, siempre te vas a encontrar a alguna idiota que intenta intimidarte de esa manera tan de instituto. Y es como: ‘¿por qué está haciéndome sentir insegura esto?’. Y es gracioso, porque todo se basa en el peso, en plan ‘has cogido kilos’, o algo así de estúpido”

El postre llega justo en este momento. 

”Tengo la impresión de que las chicas están volviendo a ser demasiado delgadas”, dice, siguiendo el movimiento del plato con los ojos mientras el camarero lo pone en la mesa.

 

“Cuando yo empecé era más en plan, un montón de brasileñas, todas voluptuosas, y creo que en las últimas dos temporadas se han vuelto a ver chicas que estaban demasiado, demasiado delgadas. Quiero decir, tú sabes cuando alguien ha dejado de comer, lo sabes por los cercos debajo de sus ojos o porque están muy apagadas, toda su personalidad es como…” se encoge sobre sí misma y saca la lengua, mostrando una apariencia de falta de vida.


Coge la cuchara y parte un trozo de tarta, gira el plato y extiende la bola de helado de vainilla que tiene por encima. 
 

“Yo siempre he sido delgada, ¿sabes?” dice con la boca llena. 

”Mis tías y mis tíos se pasaban el día ‘¿pero tú comes?’, y siempre he tenido la suerte de que puedo comer. Como más que Dave. De vez en cuando, muy de vez en cuando, una vez cada mil años, me da por correr y cosas así, pero soy demasiado vaga. Cuando tengo desfiles, simplemente hago algo de ejercicio en casa y no tomo demasiado chocolate o pasteles la semana anterior. Como más ensaladas. Ese tipo de cosas”

 

La próxima semana, Balfe espera estar en L.A. por cuestiones de trabajo un par de días. Desde allí viajará hasta Miami para una sesión de fotos, antes de regresar a Nueva York el domingo para otra sesión de la Vogue española.


”Suena glamoroso, pero no lo es, de verdad que no” asegura, llevándose otra cuchara llena de tarta a la boca. 
 

“Ya estoy pensando en retirarme – de todo esto” continúa. “Cada año me preguntan y yo digo, ‘oh, un año más o dos’. Pero si sigo haciendo esto dentro de dos años, que alguien me mate, por favor. Quiero decir, está muy bien y me permite llevar una vida acomodada. Me estoy construyendo una casa en Monaghan, puedo hacer cosas así. Puedo asegurarme el futuro y demás. Pero ser actriz es lo que siempre he querido. Antes de que empezase siquiera a modelar”

Balfe aú no ha encontrado su papel perfecto, pero interpretó a una convincente seductora en el 2002 cuando modeló para la marca de ropa interior Victoria’s Secret en un espectáculo de televisión anual que ha catapultado a modelos como Gisele Bundchen y Heidi Klum al estrellato internacional.
 

“Oh, mi pobre papá”, se lamenta, cogiéndose la cara con las manos. 
 

“No sé si fue ‘The Sun’ o ‘Mirror’ que allí en Irlanda pusieron el titular: ‘la hija de Garda lo muestra todo’. Yo me preguntaba qué estaba haciendo allí, una pálida y pequeña irlandesa rodeada de todas esas diosas brasileñas. Me echaron bronceador artificial y maquillaje por todo el cuerpo, pero yo era 10 veces más delgada que cualquiera de las otras. Me hicieron falta muy poca ropa y mucho champán para poder hacerlo”

Sacude la cabeza, sonriendo ante el recuerdo. “Es gracioso, ¿sabes? Normalmente cuando no trabajo, no me arreglo demasiado. Es increíble como la gente no repara en ti en absoluto hasta que oyen la palabra ‘modelo’, y entonces se ponen como ‘Oh’ y yo estoy como ‘¿qué? Hace dos segundos yo no era nada, ¿no?’

 

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