Entrevista para la revista Backstage. 2015
La maravillosa determinación de Caitriona Balfe.
Gracias a Pilarica por la ayuda con la traducción.
Caitriona Balfe está en movimiento. Eso ha sido así la mayor parte de su vida – especialmente durante los 10 años que estuvo trabajando como modelo para firmas como: Victoria Secret, Dolce & Gabbana, entre otros. A mediados de marzo, se sienta en la terraza de un hotel del West y nos comenta que ahora se va de Los Ángeles.
"No tiene sentido tener un lugar vacío durante 10 meses hasta que decida qué es lo que voy a hacer con mi vida”, afirma la actriz de origen irlandés. “He estado de alquiler en el mismo sitio desde hace 4 años y ahora tengo que renunciar a él”. Su apartamento está empezando a ser arrasado por los condominios* (*personas que comparten piso), pero su salida de Los Ángeles es más conmovedora si cabe, considerando que es la ciudad desde la que inició su camino cuando decidió dejar de lado su exitosa carrera de modelo para centrarse en la vocación que siempre había sentido: la actuación.
“He pasado por mucho desde que tenía 18 años. Quiero decir, he vivido en muchos lugares: Por ejemplo, en Nueva York, viví durante casi 8 años (durante mi época de modelo) y ha sido mi estancia más larga desde que salí de Irlanda. Pero Los Ángeles es donde vine y dije: “Guau, esto es lo que quiero hacer con mi vida”.
Aunque se niega a pensar que su marcha sea permanente. Nos comenta que: “Volveré, pero realmente me siento muy triste. Mi pequeño apartamento está lleno de buenos recuerdos”.
La tristeza de Caitriona sin duda está mitigada por el hecho de que se tiene que mudar debido a su precipitada fortuna: el rodaje de “Outlander”.
Basada en las amadas novelas de Diana Gabaldon y desarrollado para la televisión por Ronald D. Moore (Battlestar Galactica), “Outlander” es un drama exuberante de viajes en el tiempo, dentro de otro drama con una gran riqueza que en otras historias románticas no se desarrolla. Gran parte del éxito de la serie es gracias a Balfe, que solo había conseguido pequeños papeles en películas como “Super 8” y “Now you See Me” ("Ahora me ves" en español) antes de llegar a ser la protagonista principal de esta adaptación.
En persona, Balfe es mucho menos imponente que Claire, quien tiene que lidiar con los peligros de ser una mujer en la violenta Escocia de la década de 1740. Se tardó en elegir el reparto de “Outlander”, ya que como mencionó Moore en varias entrevistas, fue difícil encontrar una buena Claire, pero cuando encontró a Caitriona, ni le dio tiempo a pensar si este sería el papel de su vida. ”Soy muy mala en las redes sociales. Hace como cosa de un año antes de conseguir este papel, creé una cuenta de Twitter y pensé que lo más que tendría serían unos 250 seguidores, amigos míos en su mayoría. Pero en cosa de un mes o dos, tenía a miles de personas y mi teléfono no paraba de sonar, porque no sabía como desactivar las alertas. Ese fue el momento en el que empecé a tener conciencia de lo que se avecinaba”.
Caitriona creció en la pequeña comunidad irlandesa de Monaghan, donde había considerado dedicarse a la interpretación desde una edad muy temprana, pero después de viajar a Dublín para estudiar teatro, cambió de rumbo cuando recibió una oferta para trabajar de modelo. No era ninguna pasión oculta pero, ¿quién rechaza un viaje a París? “Mis padres pensaban que debía terminar la universidad”, recuerda Balfe. “Pero soy un poco testaruda así que escuché su consejo y lo ignoré completamente”.
Durante la década siguiente, vivió en Francia, Italia, Alemania y Japón. Su inexperiencia como modelo casi la lleva a una desgracia. “Te sorprenderías de la poca información o preparación que te dan. Cuando llegué por primera vez a París, me dijeron que tenía que tomar un autobús para ir a la oficina. Dejé mi maleta –apenas hablaba nada de francés- y alguien me llevó al otro lado de la calle, y me ayudó a comprarme una 'Carte Orange'. Me imprimieron cinco direcciones a las que tuve que ir ese día, y luego se despidieron”. Aún recuerda que con 18 años iba en el metro junto a jóvenes rusas de 16, aspirantes a modelos, llorando. “Empiezas a convertirte en una persona dura. Cuando fui a Japón, pasó algo parecido: te llevaban a los castings, pero en el momento en que tenías un trabajo, te decían algo como: ‘Aquí tienes, una dirección y un mapa. Buena suerte’. Allí no tienen señales escritas en inglés, y el mapa y la dirección no siempre son útiles”.
Oyes a Balfe relatar sus primeras desaventuras en el mundo de la moda y automáticamente, no puedes de dejar de pensar en Claire, quien, como ella, fue arrojada a los lobos en mitad del Siglo XVIII, donde ser inglesa y mujer no ayudaba mucho. “Honestamente, he pasado por tantas situaciones en mi vida en las que me he sentido desplazada. Así que tienes que adaptarte a todo muy rápido y darte cuenta de lo que pasa o qué hacer”. Comenta Balfe. “Definitivamente, pienso que eso informó mucho a mi Claire. Me ayudó a entenderla.”
¿Trasladarse a París tan joven enseñó a Balfe a hacer frente a cualquier situación? “Creo que realmente no me di cuenta de eso hasta años más tarde. Tengo un gran don para no pararme a pensar en las cosas, sino que simplemente las hago. A veces aprendes a las bravas que eres capaz de hacer las cosas más difíciles, pero aun así, a veces es bastante difícil verte en una situación en la que no conoces a nadie y estás tratando de encontrar un lugar en una ciudad extraña. Pero, si cuando se presenta una buena oportunidad, me parece una buena idea, mi reacción será: ‘OK, vamos a hacerlo, ya veremos cómo nos las apañamos’”.
Su decisión de volver a conectar con su ambiciones de actriz fue bastante intrépida. Después de dejar su carrera como modelo, se trasladó a Los Ángeles porque estaba saliendo con un escritor que vivía allí. Él era la única persona que conocía en la ciudad, pero había leído una entrevista de Vanity Fair a Amy Adams en la que esta decía que había aprendido con Warner Loughlin. “Podía ir andando hasta alli desde la casa de mi ex novio, por lo que yo fue como ‘Bueno, pues iré allí, porque de todas formas no puedo conducir’. “Empecé desde cero: No tenía manager, no conocía a ningún agente, y no había actuado desde hacía, por lo menos, una década.” Pero siguió tomando clases, trasladándose de Loughlin a los estudios de Sanford Meisner y Judith Weston. “Pienso que cuando llegué por primera vez aquí, fue como un soplo de aire fresco, estaba llena de ilusión: ‘Vega, esto va a funcionar seguro’, dice con una sonrisa, “Simplemente no sabes cómo”.
Y luego vino “Outlander”. A través de correo electrónico, Moore admite que no conocía nada del trabajo de Balfe hasta que su cinta de audición llegó a su oficina a través del agente de esta. Una vez que fue elegida para hacer el papel de Claire, le dejó claro lo exigente que sería este trabajo. “En nuestro primer encuentro, le dije que esta iba a ser una responsabilidad muy grande, porque la historia está contada desde el punto de vista de Claire, y Cait iba a estar en cada escena, día tras día durante meses, lo cual es una gran cantidad de trabajo, mucho más allá de lo que la mayoría de los actores muchas veces están dispuestos a hacer, aunque se les pida que lo hagan”.
La advertencia de Moore no hizo flaquear a Caitriona. “Después de que se reuniera con el presidente de Starz… ya estaba claro que estaba hecha para este papel. La acompañé al ascensor y justo antes de que las puertas se cerraran, le dije: “Tu vida está a punto de cambiar para siempre”, y ella respondió con una sonrisa, mezcla de nervios, mezcla de emoción. Nunca la vacilar después de eso”.
Ella nunca dudó. Caitriona se prepara para decir adiós a Los Ángeles (por ahora), y piensa de nuevo en sus primeros días en la ciudad, tratando de convencer a los directores de casting de que era algo más que una modelo. “Me fui de muchas, muchas, muchas audiciones en la que sólo se buscaba a una Hot Girl. En ese momento quieres pegarte un tiro”, dice riendo. “Pero, sabes, era muy afortunada al recibir audiciones, incluso aquellas, al principio. Y te hacen ser fuerte. Al menos en mi caso, todo eso me sirvió para demostrar que la gente a menudo se equivoca, y hace que cojas impulso y trabajes más duro”. Ahora me sonríe con complicidad: “Y les demuestres que se equivocaban”.